Títulos de crédito

Estas partículas narrativas informan al espectador del título, autoría y equipo humano que ha intervenido en la producción del filme. Aunque no existe un sistema único de inclusión de los títulos de crédito, cabe diferenciar entre las secuencias independientes de aquellas que consisten en los primeros planos del filme a los que se superpone grafismo con los nombres del equipo humano correspondiente.

Los títulos de crédito de Vértigo: de entre los muertos (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1959) suponen el punto de inflexión de un antes y un después de la consideración de estas partículas como elementos que condensan la apuesta enunciativa del film. Este trabajo de Saul Bass jugó de forma hipnótica con conceptos como la espiral y la mirada para apuntar al retruécano formal de la cinta.

Con el diseño de los títulos de crédito de Seven (Se7en, David Fincher, 1995) Kyle Cooper volvió a inyectar la importancia a los telones del relato que había decaído en las últimas décadas. Éstos se componen como una pieza con una estética cercana al videoclip que sirve para adentrar al espectador en la atmósfera y la estética de Seven. Y, sobre todo, le presenta de forma velada y críptica el plan del asesino, cuyo desciframiento será la misión (trágica) de los detectives protagonistas del film.

Al margen de las grandes secuencias de títulos de crédito siempre han habido cineastas que han tratado estos fragmentos textuales con delicadeza y agudeza formal. Jean-Luc Godard, por ejemplo, además de un vivo trabajo tipográfico introdujo su aguijón rupturista en ellos. Así, en El desprecio (Le mépris, 1963) la retahíla de nombres y oficios es recitada de forma aséptica mientras en imagen, en una escena extradiegética y metadiscursiva, aparece el operador de cámara Raoul Coutard realizando un travelling que acaba enfocando e interpelando al espectador.

En el nuevo milenio es la televisión un campo clave para la experimentación audiovisual. Así, muchos de los openings de las series de televisión destilan una potente riqueza textual. La grácil caía de una silueta negra ante los rascacielos de New York del opening de Mad Men (Matthew Weiner, AMC: 2007-) metaforiza la caída simbólica de la potencia de su protagonista Don Draper, así como el juego de apariencias (fachadas) con la que la narración ironiza constantemente.

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