Los decorados son los espacios en los cuales se filma el rodaje. Pueden ser construidos en un estudio o bien tratarse de sitios preexistentes sobre los que se incide para adecuarlos al proceso de producción.
Forman parte de la escenografía, y resultan esenciales para dotar de verosimilitud al relato en cuestión, en particular en géneros como la ciencia-ficción. No obstante, un decorado que rompa el efecto de realismo puede ser parte esencial de la estética de un determinado relato, como sucede con el cine expresionista o con aquellos filmes en los que se persigue transferir el ánimo y conflictos de los personajes al ambiente que éstos habitan o a la inversa.
Dogville (Lars Von Trier, 2003) prefiere prescindir de los decorados, o, en todo caso, conformarse con un decorado mínimo teatral delimitado con marcas en el suelo. El espacio desnudo refuerza la vulnerabilidad de la fugitiva Grace al refugiarse en el no siempre bondadoso poblado de Dogville.
Las formas angulosas del decorado de El gabinete del doctor Caligari (1920) contribuyen a asociar el film a la estética expresionista de dicha vanguardia pictórica. Sus formas dibujan un mundo punzante y angustioso de semblante hostil que refleja la pesadilla que constituye el relato.
En Perceval le Gallois (Eric Rohmer, 1978), film basado en un poema artúrico del siglo XII, el decorado se reduce a superficies planas y generalmente bidimensionales con la intención de emular el arte visual medieval propio de los manuscritos iluminados. Emulando sus ilustraciones, la imagen encuadrada pierde el efecto de perspectiva en profundidad y adquiere un carácter teatral que resalta su raíz de poema épico.