Encuadre y composición

Elección de la mirada que ofrece el punto de vista de la enunciación, recortando la realidad sobre la que está tomado.

Composición

Forma según la cual se ordenan los elementos que forman el encuadre. La composición resulta clave para establecer un determinado mensaje que resulte (o no) verosímil y de su concreción depende también, en buena medida, la continuidad del relato. En este sentido, las composiciones descentradas y asimétricas pueden ser utilizadas para dotar a la imagen de un sentido cargado de indeterminación y extrañamiento.

Una posible clasificación respondería a las categorías de composición centrada/descentrada, simétrica/asimétrica, geométrica y enmarcada/desenmarcada.

Ejemplo de composición simétrica en Espartaco (Spartacus, Stanley Kubrick, 1960)

Ejemplo de composición centrada y simétrica en Metrópolis (Metropolis, Fritz Lang, 1927)

Ejemplo de composición asimétrica en El gabinete del doctor Caligari (Das Cabinet des Dr. Caligari, Robert Wiene, 1920)

 

Angulación

Se revela como un aspecto clave para determinar el mensaje implícito del encuadre. Desde picado a cenital y de contrapicado a nadir, las posiciones relativas de los personajes pueden implicar superioridad, desprecio, etc. Una angulación aberrante llama a ser interpretada por parte del espectador como una marca enunciativa, provocando en él una reacción de extrañamiento (planos cenitales y nadires). Si aquello que se produce son inclinaciones del plano nos encontramos ante un basculamiento.

Orson Welles utiliza angulaciones audaces en el inicio de El extraño (The Stranger, 1946) para generar el clima de tensión sombría que catapulta el relato.

En Dogville (Lars von Trier, 2003) el uso del plano cenital permite remarcar el extrañamiento del decorado antinaturalista que contribuye a desnudar y recrudecer la violencia de los habitantes del pueblo. Obliga al espectador, además, a reflexionar sobre la puesta en escena y el punto de vista desde el que se muestra, revelando la presencia de una «mirada divina».

En Vértigo: de entre los muertos (Vertigo, Alfred Hitchcock, 1958) el zoom in sobre el moño de Madeleine rubrica una vez más la obsesión de Scottie Fergurson por ella, siempre en huida, de espaldas, como ensoñada.

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